Mirando entre mis archivos, he encontrado ésta vieja ilustración, y la verdad me he alegrado bastante porque son de esas en las que te quedas muy contento del resultado; empezó como demostración de las utilidades de la lejía y las tintas, y acabó con un definitivo que personaliza mi estilo actual en cuanto a la mezcla de múltiples técnicas, aún hoy mas elaborada y bipolar.
La historia es, que improvisando y demostrando a mi hermana lo que podía hacer con determinados materiales, se convirtió en el definitivo que emplee en clase para iluminación de poesía, una obra maestra de Góngora sobre la impotencia en mi caso. La ilustración quedó expuesta por el resto del curso junto a las de mis compañeros de clase en la escuela de arte Diez, y desapareció de la noche a la mañana... Qué algún desaprensivo la robase me fastidió bastante y a la vez me llenó de orgullo, porque el estudiar en una escuela de arte crea ladrones con buen gusto:
¡Un saludo estiloso bandolero! espero que tu zulo vista bien distinto con su nuevo atuendo de gala; ciertamente la sensación de recordar una obra es distinta cuando desconoces su ubicación, tal vez no me hubiera alegrado tanto de volver a verla en un archivo psd perdido en el espacio y el tiempo... la ambigüedad es el síndrome de mi bipolaridad, lo mas posible es que mi técnica no se hubiera completado con tu pasividad: Gracie mile!!!
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